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CUIDAR Y MEJORAR LA SALUD CORPORAL

Está en nuestra mano adoptar hábitos de vida que reduzcan el riesgo de aparición de enfermedades crónicas, fatales y/o invalidantes así como participar regularmente en programas de detección precoz de cáncer que permitan un diagnóstico temprano de cancer, en una etapa en la que es susceptible de curación. 

Es habitual que los primeros días de enero, justo después de haber finalizado las fiestas y celebraciones del periodo navideño, nos dediquemos a establecer propósitos y determinaciones para cumplir en el nuevo año. Otra cosa es que finalmente los llevemos a término. Según el psicólogo Richard Wiseman, casi el 90% de los propósitos de fin de año se quedan finalmente sin cumplir. Pero si en realidad estamos decididos a adoptar un propósito que sea significativo, una de las determinaciones más importantes que nos podemos plantear, y comprometernos seriamente en cumplir, es mejorar nuestra salud. Especialmente a partir de una edad en la que parece que nos cuesta más trabajo recuperarnos de los “excesos” de las festividades propias de los últimos días del año.

En un artículo anterior, destacaba que, al igual que la persona tiene diferentes dimensiones, de las cuales el cuerpo es sólo una de ellas, la salud es un concepto amplio en el que también identificamos con diferentes ámbitos. Y el primer escalón en la salud es la salud corporal.

Salud corporal se refiere a todo lo relacionado con el cuidado, mantenimiento  y “reparación” de esta fabulosa herramienta que es nuestro cuerpo. Y quiero destacar “cuidado”, “mantenimiento” y “reparación” porque estas tres palabras señalan diferentes áreas de actuación de la medicina actual: la salud pública, la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, la asistencia a la persona enferma, incluyendo procedimientos de diagnóstico, tratamiento médico y tratamiento quirúrgico, y, finalmente, la rehabilitación de las personas que han superado una enfermedad con el objetivo de restaurar de forma completa o parcial su funcionalidad y su desempeño personal y social.

Salud corporal se refiere a todo lo relacionado con el   cuidado, mantenimiento y “reparación” de esta fabulosa herramienta que es nuestro cuerpo

La faceta más conocida de la medicina es sin duda la medicina asistencial, la medicina que se lleva a cabo en clínicas, consultorios, centros de salud y hospitales y que tiene como objetivo restablecer la salud, deteriorada por un proceso agudo llamado enfermedad o proporcionar una ayuda, cuando no sea posible la curación completa, para hacer que el cuerpo compense con ayuda de medicamentos las limitaciones asociadas al deterioro de uno o varios órganos. En el primer caso hablamos de enfermedades agudas mientras que en el segundo grupo tenemos el gran capítulo de las enfermedades crónicas

Tanto en uno como en otro caso, se requiere un proceso diagnóstico que permita identificar la causa de los síntomas y secundariamente establecer un tratamiento, tratamiento que puede ser médico, basado en el consumo de medicamentos, o quirúrgico, a través de una operación o intervención quirúrgica. Etimológicamente, cirugía procede del griego “trabajo con las manos”. La expresión tratamiento quirúrgico se refiere al tratamiento realizado mediante una intervención en quirófano. Hoy día, existen modalidades de tratamiento intermedias en las que a través de exploraciones complementarias como la endoscopia o el cateterismo, es posible tratar determinados padecimientos que antes requerían cirugía. Puesto que en último extremo, estos tratamientos, denominados “intervencionistas”, se siguen realizando con el concurso de las manos, no dejan de ser una forma de cirugía, menos invasiva.  

Mi campo es el de las enfermedades agudas que se tratan mediante cirugía, permitiendo la recuperación completa del paciente. A medida que este blog crezca, se irá llenando de información sobre este tipo de enfermedades, pero ahora me quiero centrar en la parte que está al alcance de cualquier persona, sin necesidad de la participación de un médico. Me refiero a la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud corporal.

La medicina asistencial, es la medicina que se lleva a cabo en clínicas, consultorios, centros de salud y hospitales y que tiene como objetivo restablecer la salud, deteriorada por un proceso agudo llamado enfermedad o proporcionar una ayuda, cuando no sea posible la curación completa, para hacer que el cuerpo compense con ayuda de medicamentos las limitaciones asociadas al deterioro de uno o varios órganos

 Una expresión frecuente dentro del mundo médico es hablar de las “tres C”, acrónimo de “Corazón”, “Cáncer” y “Carreteras” para referirse a las tres causas de muerte más frecuentes en la sociedad en la que vivimos. Habitualmente, solo un pequeño puñado de causas suelen ser responsables de la mayor parte de un problema, y no es necesario conocer todas las causas para tratar éste satisfactoriamentemente sino que basta centrarse en las causas más importantes. Esto se conoce como Principio de Pareto y en consecuencia si conocemos cuales son los hábitos que conducen al desarrollo de enfermedades cardiacas, cáncer o accidentes de tráfico y trabajamos para modificarlos, ya estaremos disminuyendo notablemente el riesgo de muerte precoz y mejorando nuestra salud corporal.

 ¿Hay algún factor que sea común a estos tres tipos de causas de mortalidad? Sí, lo hay. Lo que influye en estas tres situaciones premórbidas es el alcohol. El alcohol favorece la aparición de determinados tipos de cánceres, sobre todo digestivos (esófago, estómago, hígado, pancreas y colon). De forma menor, el alcohol también actúa como factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, haciendo más difícil el control de la tensión arterial. Y sin duda, el alcohol es el factor más implicado en los accidentes de tráfico y en las muertes en carretera. Además, el alcohol puede afectar la capacidad de razonamiento y juicio y el consumo prolongado de alcohol daña las neuronas, lo que a la larga puede provocar un daño permanente a la memoria, a la capacidad de razonamiento y a la conducta. También, puede precipitar o empeorar problemas del sueño provocando un cansancio crónico que tampoco ayuda a un mejor desempeño de nuestras actividades diarias. Es evidente el daño que el alcohol ocasiona sobre la salud física, pero también en la salud familiar y social y un planteamiento serio de cuidado del propio cuerpo debería considerar abandonar o reducir al mínimo el consumo de alcohol.

 

Si conocemos cuales son los hábitos que conducen al desarrollo de enfermedades cardiacas, cáncer o accidentes de tráfico y trabajamos para modificarlos, ya estaremos disminuyendo notablemente el riesgo de muerte precoz y mejorando nuestra salud corporal.

 Desde hace mucho tiempo se conocen los factores que favorecen las enfermedades cardiovasculares. ¿Y qué se entiende por enfermedades cardiovasculares? Son un grupo diverso y heterogéneo de trastornos que tienen en común su origen en una reducción del flujo sanguíneo a distintos órganos. Se sabe que diversos factores, como el colesterol, el tabaco y la diabetes favorecen que se produzcan depósitos de calcio y colesterol en las  paredes de las arterias, reduciendo el aporte de sangre hacia los órganos que nutren. Este trastorno se conoce como arterioesclerosis. Lo más habitual es la falta de riego sanguíneo al corazón, provocando infartos de miocardio o al cerebro donde origina accidentes cerebrovasculares también conocidos como ictus, pero puede afectar también a otros órganos como el intestino dando lugar a cuadros de angina o infarto intestinal o a las piernas, provocando gangrena y necesidad de amputación.

El estudio Framingham, un amplio estudio que comenzó en 1948, ha permitido identificar los factores que se asocian al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. En investigación médica, este estudio se conoce como estudio de cohortes y consiste en vigilar a lo largo del tiempo a una serie de pacientes encuadrada en dos grupos, uno de los cuales tiene una característica y el otro no. Estos dos grupos se denominan “cohortes”, de ahí el nombre que se le da al estudio. Al cabo de un periodo de tiempo se mide la aparición de un efecto, o enfermedad en cada uno de los grupos. Si la aparición de la enfermedad en el grupo que tiene una determinada característica es significativamente mayor que en el grupo que no la tiene se puede concluir que esa características favorece la aparición de la enfermedad. Como consecuencia del estudio Framingham se ha conocido que una serie de factores favorecen el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares. Cuanto más factores de riesgo tenga una persona, mayores serán sus probabilidades de padecer una enfermedad del corazón. Algunos factores de riesgo pueden cambiarse, tratarse o modificarse y otros no. Pero el control del mayor número posible de factores de riesgo, mediante cambios en el estilo de vida y/o medicamentos, puede reducir el riesgo cardiovascular y por tanto el riesgo de sufrir un infarto cardiaco o un ictus.

Los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares son la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad y el sobrepeso y la inactividad física

Los principales factores de riesgo son la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo, la obesidad y el sobrepeso y la inactividad física. Entre los factores secundarios o menores, se cree que el estrés contribuye al riesgo cardiovascular.  También las hormonas sexuales parecen desempeñar un papel en las enfermedades del corazón. Entre las mujeres menores de 40 años de edad, no es común ver casos de enfermedades del corazón, pero entre los 40 y 65 años de edad, cuando la mayoría de las mujeres pasan por la menopausia y se produce un cambio hormonal en el organismo, aumentan apreciablemente las probabilidades de que una mujer sufra un ataque cardiaco, igualándose al riesgo del hombre a partir de los 65 años de edad. Sin embargo, los anticonceptivos orales de hoy se consideran seguros en mujeres menores de 35 años de edad que no fuman ni sufren de hipertensión. Finalmente, también contribuye al riesgo de enfermedades cardiovasculares, el alcohol como ya se ha dicho antes.

Lo que nos interesa desde una perspectiva de mejora de la salud son aquellos factores de riesgo que podemos modificar eliminando hábitos nocivos y adoptando hábitos saludables. ¿Y qué habitos relacionados con las enfermedades cardiovasculares podemos modificar? Si revisamos los factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares vemos que podemos eliminar el tabaco, la obesidad y la inactividad física y mejorar mediante tratamiento médico la hipertensión, diabetes y colesterol elevado, aunque también podemos influir sobre ellos antes de que se manifiesten clínicamente a través de hábitos saludables como la alimentación y el ejercicio físico. Nos quedamos con las tres situaciones primeras. Importante evitar el tabaco, mantener un peso adecuado y realizar cierta actividad física de manera diaria, hábito este último que tienen un efecto beneficioso al reducir la inactividad física, la obesidad y el sobrepeso. Adoptando hábitos de alimentación y ejercicio saludables, estamos modificando cinco de los factores de riesgo relacionados con las enfermedades cardiovasculares.

Con respecto a la obesidad y la inactividad física, ambas están estrechamente relacionadas. La inactividad conduce a sobrepeso y en último extremo a obesidad y a la inversa: las personas obesas tienden a moverse menos. Esta relación entre alimentación y ejercicio físico ha experimentado cambios en la historia a lo largo de las distintas revoluciones que han provocado un cambio de paradigma en la sociedad, aumentando progresivamente el consumo energético con una disminución paralela de la actividad física

Las sociedades prehistóricas, donde existe un estilo de vida cazador y recolector, se caracterizan por una elevada actividad física (son nómadas y tienen que cazar) y unos hábitos de alimentación basados en los frutos recolectados y en menor medida en carne y pescado obtenido de la caza y de la pesca.

Tras la revolución neolítica, se produce un cambio a sociedades predominantemente agrícolas. En ellas, sigue existiendo un importante actividad física al realizar las tareas agrícolas, aunque ha desaparecido el carácter nómada y cazador, y en la alimentación empiezan a introducirse productos cultivables como los cereales. Se reduce por lo tanto la actividad física y se produce un aumento calórico respecto a la etapa previa.

El siglo XIX asiste a la revolución industrial. Aparece la máquina de vapor y muchos procesos que anteriormente eran manuales se automatizan. La sociedad experimenta un cambio de modelo productivo con desplazamiento del trabajo en el campo al trabajo en las fábricas. Disminuye aún más el trabajo corporal y la quema de calorías (trabajo en fábrica en lugar de en el campo) y el hombre se vuelve más sedentario.

Finalmente, la revolución informática inaugura una nueva sociedad a partir de las últimas décadas del siglo XX donde el trabajo se realiza delante de un ordenador y las tecnologías alimentarias a gran escala han introducido lo que se conoce como comida basura. El trabajo automatizado y la dependencia cada vez mayor de sistemas digitales han multiplicado el sedentarismo de la sociedad a la vez que el empeoramiento de los hábitos alimenticios con dietas ricas en carbohidratos y azúcares refinados y grasas, ha conducido a lo que algunos expertos denominan una epidemia de obesidad. Y las personas con obesidad tienen una mayor probabilidad de sufrir diabetes, hipertensión arterial, niveles elevados de colesterol y triglicéridos en la sangre, ataques cardíacos debido a enfermedad cardíaca coronaria, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular.

Además de incrementar el riesgo de episodios cardiovasculares, la obesidad favorece la aparición de problemas óseos y articulares ya que el mayor peso ejerce mayor presión sobre los huesos y articulaciones lo que puede llevar a osteoartritis, una enfermedad que causa rigidez y dolor articular. La obesidad favorece también la apnea, o interrupción de la respiración durante el sueño, y esto puede causar fatiga o somnolencia diurna, poca atención y problemas en el trabajo.

A la vista de todo este elenco de trastornos, toda persona preocupada por su salud corporal debería tratar activamente de perder peso hasta situarse en un peso normal para su masa muscular y en realizar una actividad física moderada al día que puede estimarse en caminar al menos 30-40 minutos diarios.

 Con respecto al tabaco, fumar no sólo causa cáncer de pulmón, que es con lo que todo el mundo lo relaciona inmediatamente, sino que puede ocasionar daño a casi todos los órganos en el cuerpo, incluyendo los pulmones, el corazón, los vasos sanguíneos, los órganos genitales, la boca, la piel, los ojos y los huesos. Fumar favorece la aparición de cáncer de pulmón, pero también de boca, laringe, faringe, esófago, riñón, cuello uterino, hígado, vejiga, páncreas, estómago y colon y recto. Al margen del cáncer, fumar daña las vías respiratorias, provocando enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquitis crónica, y enfisema pulmonar. Pero también el tabaco favorece la arterioesclerosis, lo que a la larga puede provocar obstrucciones del flujo sanguíneo a determinados órganos como ya hemos mencionado. También el tabaco puede afectar a la vida sexual y reproductora, en la mujer, dificultando el embarazo y en caso de mujeres embarazadas provocando daños tanto a ellas como a los niños. Es frecuente los recién nacidos de bajo peso hijos de madres fumadoras. En cuanto al hombre, los hombres fumadores tienen mayor riesgo de llegar a tener disfunción eréctil y por tanto impotencia. Fumar también puede afectar el semen (lo que reduce la fertilidad) y aumentan el riesgo de aborto espontáneo y defectos de nacimiento.

En definitiva, muchos de los problemas relacionados con el fumar pueden restar calidad de vida a las personas muchos años antes de su muerte. Por tanto, fumar es un hábito cuyo abandono tiene un impacto muy importante en la salud de nuestro cuerpo. Y salud, no es sólo aumento de los años de vida, sino también en la calidad de vida.

…muchos de los problemas relacionados con el fumar pueden restar calidad de vida a las personas muchos años antes de su muerte 

La última de las tres grandes causas de mortalidad en nuestras sociedades desarrolladas es el cáncer. Ya se han mencionado algunos factores de riesgo relacionados con el cáncer: alcohol, tabaco y obesidad. Vamos a profundizar más en ellos.

El Código Europeo contra el Cáncer (CECC) es una iniciativa de la Comisión Europea para aconsejar a los ciudadanos sobre que cosas pueden hacer para reducir el riesgo de cáncer, refiriéndose tanto a evitar o disminuir la exposición a agentes cancerígenos o a cambiar estilos de vida no saludables, como a participar en pruebas de cribado de eficacia demostrada. Se considera que podrían evitarse casi la mitad de las muertes por cáncer en Europa si todos siguieran estas recomendaciones. La primera edición del CECC se publicó en 1987. La cuarta edición seencuentra en español en el sitio web: http://cancer-code-europe.iarc.fr/index.php/es, junto con mensajes en formato de preguntas y respuestas, que dan más información sobre cada recomendación y sobre aspectos relativos a la prevención del cáncer.

 

Se trata de una lista de doce medidas que recogen advertencias en contra del tabaco y del humo, de la obesidad y la inactividad física, de una dieta perjudicial, del alcohol, de la excesiva exposición solar sin protección adecuada, de la exposición a contaminantes en el entorno del trabajo o del hogar y de la terapia hormonal, bien evitándola o bien fomentando estilos de vida hormonalmente saludables como la lactancia. También se muestra claramente a favor de prácticas preventivas como la vacunación frente al virus del papiloma humano o la participación en programas de detección precoz de cáncer.

Es importante insistir en el punto 5. La alimentación juega un papel importante en la aparición o prevención del cáncer de colon. En países en vías de desarrollo, donde la dieta básica son carbohidratos y fibra, la incidencia de determinados cánceres como el cáncer de colon es muy baja. Sin embargo, cuando personas de estos países migran a países en vías de desarrollo, se ha observado que en las siguientes generaciones, el riesgo se iguala con el de los habitantes de los países de acogida. Esta observación descarta una causa genética en el desarrollo del cáncer. También se ha visto que el consumo de carmes rojas y procesadas por encima de un determinado umbral diario se asocia a la aparición de cáncer de colon, mientras que el consumo elevado de productos ahumados se relaciona con el cáncer gástrico. Además, el consumo de niveles elevados de carbohidratos y azúcares refinados se asocia al desarrollo de obesidad. Y ya hemos visto como la obesidad puede asociarse también con determinados tipos de cáncer. En consecuencia, una dieta basada fundamentalmente en vegetales, legumbres, frutas y cereales, junto con aceites ricos en grasas monoinsaturadas (el aceite oliva), alimentos ricos en acidos grasos omega 6 (pescado), yogur y restricción de productos animales confiere la mayor protección frente al desarrollo de cáncer. Y este parece ser por tanto el milagro de la llamada dieta mediterránea.

una dieta basada fundamentalmente en vegetales, legumbres, frutas y cereales, junto con aceites ricos en grasas monoinsaturadas (el aceite oliva), alimentos ricos en acidos grasos omega 6 (pescado), yogur y restricción de productos animales confiere la mayor protección frente al desarrollo de cáncer

Por último, hasta ahora hemos hablado de prevención primaria, es decir de evitar factores o prácticas asociadas al desarrollo del cáncer. Pero existe otra estrategia denominada prevención secundaria que reduce la incidencia y/o la mortalidad por cáncer al detectarlo precozmente en estadios en los que aún no ha malignizado o en estadios muy precoces donde aún no se ha diseminado y su extirpación supone la curación de la enfermedad. En la actualidad se reconocen cuatro grandes programas de cribado poblacional: colorrectal, próstata. Mama y genital en mujeres (cérvicouterino).

Un programa de cribado consiste en realizar una prueba diagnóstica a toda la población que reúna una serie de requisitos, dentro de una comunidad geográfica determinada (un país, una comunidad autónoma, un municipio,…). El resultado de esta prueba permite seleccionar a aquellas personas con mayor probabilidad de tener una enfermedad maligna, con el objeto de realizarles un número mayor de pruebas más específicas. Esta exploración general se realiza habitualmente a intervalos de 1 ó 2 años lo cual permite detectar a personas con enfermedad de reciente aparición.

  • En el caso del cáncer de mama, la prueba utilizada como cribado es la mamografía. Bianualmente se realizan mamografías a todas las mujeres entre 50 y 65 años con el objeto de detectar pequeñas lesiones. Dependiendo del resultado de los estudios, las pacientes se someten a otras exploraciones (ecografía, resonancia, biopsia,…) o quedan en seguimiento y se le repiten las exploraciones en periodos de seis meses para apreciar cambios precoces.
  • En el cáncer colorrectal, la prueba de cribado es el estudio de sangre oculta en heces. También de forma bianual se realiza una determinación para la detección de sangre en una muestra de heces y en caso de ser positiva se selecciona ese paciente para realización de colonoscopia.
  • En el caso del cáncer de próstata, el cribado se realiza mediante la determinación de PSA, un marcador tumoral muy específico de la próstata que cuando se eleva sugiere la necesidad de realizar ecografía, y biopsia si es el caso, para descartar un cáncer.
  • Finalmente, las neoplasias genitales en la mujer se identifican mediante exploración ginecológica y citología en las mujeres encuadradas en los grupos de riesgo. A través de esta citología pueden identificarse células malignas que aconsejen un estudio más dirigido sobre estas mujeres que han dado positivo. 

Es importante destacar que la fortaleza de los programas de cribado depende de la participación de la población a la que se invita a adherirse. Si un país convoca anualmente a 1.000.000 de personas para entrar en un programa de cribado y sólo acuden 300.000, la eficacia del programa se reduce a un 30% de la eficacia que podría tener. En consecuencia, 70% de cánceres que podrían ser detectados precozmente y tratados en un momento en el que los resultados serían excelentes, van a pasar desapercibidos y se detectarán más tarde cuando den síntomas, siendo las posibilidades de curación en estos casos desgraciadamente menores e inexistentes en algunos pacientes a causa del desarrollo de metástasis.

A lo largo de estas líneas se ha tratado de dar a conocer que las principales causas de mortalidad en los países desarrollados como es España, son debidas a unos pocos factores desencadenantes que además suelen tener un efecto sinérgico e interdependiente. Evitar el alcohol reduce el riesgo de muerte por accidente de tráfico, enfermedad cardiovascular y cáncer. Combatir la obesidad reduce la probabilidad, tanto de enfermedades cardiovasculares como de determinadas neoplasias. Y lo mismo ocurre con el tabaco. Una alimentación equilibrada del tipo de la dieta mediterránea, restringiendo el consumo de carnes rojas y procesadas, también tiene un efecto benéfico sobre la salud reduciendo el riesgo de eventos cardiovasculares y cánceres digestivos. Eliminar todos estos factores está en nuestra mano. Además, para poder influir sobre el componente genético que no está en nuestra mano controlar, la participación en programas de detección precoz de cáncer (programas de cribado) permite la posibilidad de identificar de manera temprana, en fase premaligna o muy incipiente, tumores que pueden ser tratados con procedimientos poco invasivos, asegurando una curación que no sería posible si se diagnosticaran en estadios más avanzados.

Vida sólo hay una. No tenemos segundas oportunidades si desperdiciamos el don que se nos ha dado. Tenemos una vida que vivir y las posibilidades y oportunidades que se nos ofrecen a lo largo de nuestros años dependen de ese vehículo maravilloso que es nuestro cuerpo. Tenemos la obligación de vivir muchos años para poder cumplir nuestra misión y propósito en la vida, pero además tenemos que llenar de calidad esos años. Cuidar el vehículo que es nuestro cuerpo es el mayor acto de amor que amor que podemos hacer por nosotros mismos.

 

 

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